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miércoles, 18 de noviembre de 2009

Los efectos de las drogas en la conducción

Las drogas son un problema muy serio. Todos lo padecemos en la consulta, aunque, depende de la zona o la población en que trabajemos, alguno de nosotros lo sufre más que los demás.



De todas formas, hasta de los problemas más serios se puede hacer broma; eso sí, siempre relativizando, y sabiendo dónde está la línea que no debemos cruzar con la sorna y la chanza.



En el caso de las drogas, esta línea es muchas veces sutil: Depende de la persona que lea un artículo pretendidamente distendido, o que vea un vídeo supuestamente jocoso, le hará más gracia o menos. Imaginaos la reacción de una madre que ha perdido a su hijo o hija por esta lacra que cada vez más afecta a la juventud...



El vídeo que vais a poder ver a continuación es un ejemplo de caricaturización de un problema tan serio como la drogadicción. En este caso, aplicada a la conducción de vehículos.



Espero, de todas formas, que no queden heridas ciertas susceptibilidades. La intención es, únicamente, hacer sonreir. Mis disculpas si alguien se siente ofendido...






sábado, 14 de noviembre de 2009

Haz lo que yo digo; no lo que yo hago




Curiosa situación la que se produjo ayer en la consulta. No por tratarse de algo poco frecuente, sinó porque esta vez, a diferencia de las demás, me quedé reflexionando sobre los consejos que hemos de dar los sanitarios a los pacientes que los requieren.
Resumiendo bastante, la persona que se presentó en el centro venía por un cuadro de gastroenteritis aguda, sin complicaciones. Y, tras la minihistoria clínica y la exploración física, convenía darle unas pautas de actuación en post de una mejoría sintomática.
Pues ahí que voy yo, enunciando una vez más de carrerilla, la retahíla de prohibiciones (cosas desaconsejadas, más bien), junto a las recomendaciones a tomar: No beber leche, ni comer yogur (aquí hay discrepancias) o queso; y entre la fruta, priorizar la manzana y el plátano. Hasta aquí, todo normal. Pero llegó la hora "maldita" en que añadí: "Y hemos de evitar el café..."
La reacción de la paciente: Cara de angustia, desesperación, como aquel apasionado al fútbol que se queda sin tele el día de un Barcelona-Madrid... Y yo que la entiendo: ¿Quién, de entre los adictos al café (entre los que me incluyo) es persona el día en que, por una u otra razón, no se toma su ración matinal en forma de cortado o con leche?
Evidentemente, pocos segundos después de emitir el consejo, me doy cuenta que ni yo mismo me lo creo. No por no ser eficaz, que sí lo es (en mis carnes he podido comprobarlo); sino porque la vida, sin estos pequeños vicios, no es nada.
Un evidente caso de hipocresía, aquel en el cual le pides a una persona que confía en ti que haga algo que tú no harías. Pero la salud, y por ende, nuestra profesión, tiene múltiples situaciones como la relatada.
¿Os imaginais algún agente de seguridad que nos haya multado en alguna ocasión por ir algo por encima de la velocidad permitida, y que luego sepamos que a él lo han pillado a 200 Km/hora por la autopista?

martes, 10 de noviembre de 2009

Rodeado de mujeres

La sanidad está, en nuestro país, gobernada por el sexo femenino. No me refiero únicamente a nuestra Consellera de Salut de la Generalitat de Catalunya; ni siquiera a nuestra Ministra de Sanidad. Estoy hablando del hecho incontestable que la proporción mujer:hombre en los centros de Atención Primaria está cada vez más decantada hacia el sexo femenino.


Tradicionalmente, esto había sido siempre así en la profesión de enfermera: Pocos hombres encomendados a tal ejercicio (recuerdo que un amigo enfermero decía que en su clase eran 3 chicos y el resto mujeres; y de eso hace ya casi 20 años).


Sin embargo, la medicina, varias generaciones antes de la actual, era un feudo masculino. Basta con visitar un centro de Atención Primaria para constatar que casi todos los veteranos son varones. Pocas mujeres, entonces. Pero eran otros tiempos. Años en que la mujer no estudiaba; no era tal su finalidad en la vida.


Las cosas han cambiado, sin duda. Sin ir más lejos, en nuestro ambulatorio somos 18 profesionales facultativos. De ellos, sólo 6 hombres. Y entre los menores de 40 años, sólo yo.


¿Ventajas de estar en minoría? A mi modo de ver, más capacidad organizativa, más orden, más diálogo... Sí, sí, más diálogo. Las mujeres son más dialogantes. Y si no estais de acuerdo, mirad el siguiente vídeo...





Bueno... Quizás sea más apropiado decir que son más monologantes que nosotros. Pero se habla más, sin duda.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Hoy he ido al hospital como paciente

Hoy he ido al hospital como paciente. No pongais esa cara de espanto: Se trataba de una prueba programada en consultas externas. No he tenido que vivir la odisea de pasar medio día en urgencias (afortunado, sin duda).

De todas formas, siempre que he de acudir al hospital para una exploración, ya sea propia o de algún familiar cercano, me queda la misma impresión: La de un espacio despersonalizado al máximo. Eres un ser anónimo. Un número (en nuestra Comunidad, un "ocho barra").

Y eso que, en mi caso, ha sido un complejo en el que he pasado dos años de mi formación, a razón de 8 horas diarias, por término medio, y 24 horas de guardia cada 6 días. Es decir, que no me perdería por los pasillos.

Pero recuerdo que, apenas un año después de acabar la residencia, ya no era mi hospital. Comenzaba a sentirme forastero cada vez que acudía por algún motivo.

Hoy ya apenas si conocía a alguien de los que trabajan y viven allí. Buscaba con la vista. Pero no reconocía a nadie.

La vida en un centro hospitalario cambia por momentos, por segundos.

jueves, 5 de noviembre de 2009

¿Cómo se gestiona un centro de Atención Primaria?

Esto de la Gestión siempre me ha parecido una disciplina aparte, alejada de la realidad asistencial.

Las exigencias de los gestores irán, como es natural, dirigidas a hacer más (mucho más, en algunos casos), con los mismos recursos, tanto económicos como de tiempo. Y el resultado es el que es: Consultas masificadas, muchísimos más pacientes mejor mirados (eso requiere tiempo), y sin posibilidad de substitución en caso de ausencia de algún compañero (me incluyo entre los que vamos al trabajo incluso con diarrea o décimas de temperatura).

De todas formas, en este aparente desierto, enmedio de este caos, existe un oasis. Hay un centro que ha conseguido no sucumbir a la presión de los de arriba. Sí, sí... como lo oís. Existe un centro en Catalunya (más concretamente en Barcelona) que sigue en pie, como si del poblado de Astérix se tratase: El CAP la Sagrera. ¿No os lo creeis? Mirad este vídeo, mirad:



http://www.youtube.com/watch?v=dGPmRWqoz7Y&feature=related

lunes, 2 de noviembre de 2009

La lista de espera

Larga espera para la visita de hoy (casi dos meses). Realmente, en mi caso, no era algo urgente. No era una cuestión vital, ciertamente.

Así, cuando tras la visita con el especialista fui a programarme para una prueba que, básicamente, me permitiría saber si mi ración casi diaria de chocolate y queso había pasado a mejor vida, me quedé sorprendido de la demora (casi dos meses, insisto). Pero es lo que hay.

Es una de las grandes lacras del sistema sanitario público. Nadie pensará que ofreces un producto de calidad (ahora se llama así lo que hacemos en las consultas: Producto) si para "saborearlo" la gente ha de esperar tanto tiempo.

¿Y qué pensamos los médicos de esta situación? Porque como paciente creo que ha quedado clara mi postura. Pero como médico sólo puedo decir que siento vergüenza cada vez que he de explicar la demora que tiene la visita con cualquier otro especialista (no entraremos ya en el terreno de las operaciones, donde las reinas son, sin duda, las cataratas y rodillas). ¿Con qué cara le dices a alguien, para el que estás convencido que necesita una visita con un compañero de otra especialidad, que ha de esperar, en el mejor de los casos, uno o dos meses?

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